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Soja: Pioneros tucumanos

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El ingeniero tucumano Raimundo Pedro Buiatti fue reconocido con el premio «Pionero en el Cultivo y Manejos de la Soja» en la 43° Fiesta Nacional de la Soja celebrada el pasado mes octubre de 2022 en Arequito, provincia de Santa Fe. Este galardón busca destacar la trayectoria de hombres y mujeres que han hecho un aporte significativo para la adaptación y el crecimiento de la oleaginosa en estas tierras.

El merecido reconocimiento a Pedro Buiatti en la edición 2022 de la Fiesta Nacional de la Soja resume el valor de su destacada participación en los equipos de profesionales de la actividad que, desde Tucumán a principios de los años 60, impulsaron e hicieron viable el cultivo de la oleaginosa en la región y, en buena medida, en todo el país.

La introducción y el desarrollo de la soja en la provincia fue un proceso que se llevó a cabo a lo largo de varias décadas.Se remonta a la de 1930, cuando la EEAOC -por el valor de su grano y sus posibilidades alimentarias e industriales ya advertidas desde comienzos del siglo- la identificara como uno de los cultivos promisorios a impulsar en el camino de la diversificación productiva que recomendaba.

Su efectivo desarrollo tardó no obstante en activarse. Si bien se había comenzado ya en 1934 con algunas pruebas de selección varietal, y a cultivarla en pequeñas parcelas con destino forrajero, fue durante 1960 cuando las investigaciones pertinentes cobraron fuerza. Esto comenzó a ocurrir a raíz de un convenio específico entre la entonces llamada Estación Experimental Agrícola de Tucumán (EEAT) y la Facultad de Agronomía y Zootecnia (FAZ) de la Universidad Nacional de Tucumán. Con los aportes de Víctor Hemsy desde la FAZ, tocó a Ricardo Íñigo, desde la Sección Cultivos Industriales de la Estación, el armado de un equipo técnico capaz de diseñar y cumplir con un sólido proyecto de desarrollo varietal y agrícola de la especie.

A ese equipo se integró tempranamente Raimundo Pedro Buiatti, que iniciaba así una carrera profesional que lo llevaría a destacarse, junto a Oscar Ricci, que se incorporaría algo después, como indiscutibles referentes en la materia.

“La Sección -cuenta Buiatti a Avance Agroindustrial- tenía en programa otros proyectos además de la soja, a los que debíamos prestar atención; tabaco, por ejemplo y algodón, que nunca prendió entre los productores de acá. Pero entre ellos la soja era la que presentaba las mejores perspectivas. Investigábamos, evaluábamos, seleccionábamos y desarrollábamos variedades que rindieran en general y especialmente en el territorio; comenzamos con los ensayos de manejo en macro parcelas incluyendo el aspecto fitosanitario. Nuestra misión era avanzar con el mejoramiento genético, diseñar las mejores prácticas agronómicas y producir información confiable para orientar al productor. Estábamos desarrollando los pasos iniciales. Por lo que ocurrió después con la soja, en la región y en todo el país, creería que podemos decir “misión cumplida”.

 

“Quisiera aprovechar la oportunidad que me brinda esta revista -agrega el ingeniero Buiatti-para expresar mi agradecimiento al presidente de la Comisión Organizadora de la Fiesta Nacional de la Soja, Sr. Hugo Audoglio y demás miembros directivos, por la deferencia y atención recibidas”.

“Una vez vino un productor de Buenos Aires a verme a las oficinas de la Estación. Ese productor era Jaime Dickestein. Había comprado una parcela de 800 hectáreas en la zona de Cañete, que eran del ingenio Concepción. Vino a preguntarme qué podía hacer él en el campo. Le dije: ´Mire, aquí lo que usted puede hacer es soja. Es el futuro´. ´¿Qué es eso?´, me respondió. No se conocía la soja, y menos entre la gente de Buenos Aires. Solíamos tener plantitas secas colgadas. Me hizo caso y compró varios kilos de semillas de soja, sembró y le fue bien”.
Raimundo Buiatti

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