Revista Avance
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Los defensores de la citricultura

La primera línea: monitoreos de Diaphorina citri

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En la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres, una comunidad de especialistas transforma la ciencia en práctica diaria, recorriendo fincas, ensayando, observando y acompañando a los productores. Horizonte inaugura una serie dedicada a quienes, con conocimiento y compromiso cotidiano, dan sustento al entramado agroindustrial del NOA. En esta primera entrega, los monitoreadores de Diaphorina citri -bajo la dirección de la Dra. Lucrecia Augier, de la Sección Zoología Agrícola- encarnan esa vocación de servicio que protege la sanidad del citrus tucumano.

 

Un día buscando a Diaphorina citri

Entre las fincas citrícolas del país, los monitoreadores de Diaphorina citri son los ojos del sistema sanitario. En Tucumán, capacitados por la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (EEAOC), recorren el territorio para detectar a tiempo los primeros indicios del insecto vector del HLB. Su trabajo diario une ciencia y campo en una tarea silenciosa que protege la citricultura tucumana. En una de esas jornadas a campo, recogimos sus testimonios y los reunimos en una sola voz colectiva que nos cuenta su rutina de trabajo y lo que observan en cada planta.

Hoy me toca revisar el lote desde temprano. Apenas llego, me calzo las botas, me ajusto la gorra, y con la lupa en mano salgo al campo. Sé lo que estoy buscando: adultos, ninfas y huevos de Diaphorina citri, insecto vector del HLB, o cualquier síntoma sospechoso de la enfermedad. Este monitoreo tiene más de una metodología; la de hoy es inspección visual: lo que ven nuestros ojos, ayudados por una lupa.
También está el método del trampeo. No es que uno reemplace al otro, sino que se complementan. Lo decimos siempre a quien estemos capacitando: la trampa es eficiente, porque hemos capturado adultos en zonas urbanas desde el año 2022 y en fincas comerciales desde 2024, pero solo detecta adultos. Si aparecen huevos o ninfas, no van a caer en la trampa. Por eso la inspección visual es necesaria.
Aunque buscamos al vector, también aprovechamos la salida a campo y buscamos síntomas sospechosos de la enfermedad alejándonos un poco de la planta para detectar amarillamientos que nos llamen la atención. Cada herramienta cumple una función específica.

 

 

Las primeras plantas afectadas suelen ser las del borde

Hoy empezamos por la bordura, que son los límites de la finca. ¿Por qué? Porque está comprobado que las primeras detecciones se presentan en esas plantas. Entonces, las trampas se colocan en el perímetro de la quinta. Si el productor quiere poner trampas hacia el interior del lote, puede hacerlo, pero priorizando primero la bordura, cada 200 o 250 metros, recambiándolas quincenalmente.
Quienes integran la Red de trampeo complementaria deben estar capacitados: tienen que saber cómo identificar lo que hay en la trampa amarilla, cómo recambiarla y cómo colocarla en la planta. Todo esto forma parte del protocolo.
Esta Red es complementaria -no reemplaza a la oficial que ya tiene SENASA en la provincia- y está a cargo de la EEAOC, AFINOA-ACNOA y el sector privado. Aunque la adhesión es voluntaria, si una empresa se suma, tiene que cumplir con todas las reglas: comprar las trampas, capacitarse, instalarlas, recambiarlas, revisarlas, enviar a la EEAOC el 5% de ellas para un control de calidad y cargar los datos recolectados en el sistema informático de la Red complementaria (*). La capacitación es un requisito necesario para formar parte de la Red y la brinda la sección Zoología Agrícola de la EEAOC. Si hay insectos dudosos, es necesario que estén incluidos en lo que se envía para analizarlos en el laboratorio.
La inspección visual también es responsabilidad del productor. Aquí también cabe el requisito de hacerlo periódicamente y con personal capacitado. Hoy, por ejemplo, estamos monitoreando el perímetro de distintos lotes pertenecientes a una empresa citrícola. ¿A qué llamamos perímetro? Es el borde, los límites de una finca. No ingresamos a otra propiedad, claro, pero ese borde puede ser una ruta, un camino vecinal, un monte, incluso otro cultivo. Y fuera de este perímetro no sabemos qué pasa. Tal vez el psílido viene desde el monte, desde otra provincia, haciendo escalas en plantas hospederas.

 

 

La infección primaria es su primer ingreso. La secundaria, la colonización del lote

Si el insecto vector llega, esa es la infección primaria, el primer ingreso. Si después se instala y empieza a desplazarse de planta en planta, ya es infección secundaria. Ahí el insecto se multiplica dentro de la finca. Ya está y el problema no es menor. Muchas veces no vamos a saber cómo llegó el psílido: puede venir en un camión con fruta sin procesar que se detuvo en la ruta y desde ahí llegó al lote. Es muy difícil saberlo con certeza.
Algunos confunden a Diaphorina citri con una mosca, pero no lo es. No es del grupo de las moscas, ni del grupo de las mariposas. Es un hemíptero, como el pulgón. Y el monitoreador no necesita saber el nombre científico. No vamos a contar pelitos en la cabeza ni cosas técnicas que dificulten o demoren la tarea en el campo. Solo necesitamos dos o tres características claras para reconocerlo si lo vemos en nuestra tarea de monitoreo: la coloración, el tamaño y cómo se ubica en la hoja. Eso es lo que permite reconocerlo en el campo.

 

 

El psílido está presente en todos los cítricos. También en plantas ornamentales

La enfermedad puede afectar a todos los cítricos: limonero, pomelo, naranjo, mandarino. No importa el pie ni la copa. A todos puede llegar. Si la bacteria viene dentro del psílido, al alimentarse inyecta al patógeno y “ya está”: la enfermedad puede instalarse.
También hay que tener en cuenta otras plantas. En zonas urbanas, el insecto puede estar presente la planta Murraya paniculata —se conoce comúnmente como mirto—, una especie ornamental emparentada con los cítricos. No está en las fincas, pero sí en las veredas y en los jardines. Si el insecto está infectado, también puede iniciar un foco ahí.
El monitoreo es la primera línea de defensa. Lo hacemos a campo y también en área urbana, planta por planta.

Perfil profesional

El equipo de monitoreo combina precisión, resistencia y una mirada entrenada. En el campo, cada integrante lleva las herramientas necesarias para detectar a tiempo al insecto vector y recoger muestras. Entran en juego también virtudes menos visibles: paciencia, responsabilidad y compromiso con la sanidad citrícola.

 

Evolución del insecto

El ciclo de Diaphorina citri avanza rápido: del huevo a la ninfa y de allí al adulto, el insecto vector del HLB completa su desarrollo en pocos días cuando las condiciones meteorológicas y la presencia de brotes lo permiten. Reconocer cada etapa es esencial para actuar a tiempo: la detección temprana en el campo permite interrumpir el ciclo y resguardar la sanidad del citrus tucumano.

Ficha técnica – Prevención del HLB

Objetivo: Mantener la sanidad citrícola mediante vigilancia y detección temprana del insecto vector así como síntomas sospechosos de la enfermedad.
Enfermedad: Huanglongbing (HLB)
Vector: Diaphorina citri
Metodologías de monitoreo – frecuencias:
A.- Inspección visual mensual (agosto a mayo) en fincas citrícolas y en área urbana cada dos o tres meses: coordinación a cargo de Zoología Agrícola – EEAOC
B.- Red de Trampeo: recambio quincenal durante todo el año.

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