Cuando BioBlends propuso incubarse en la EEAOC, la idea despertó más preguntas que certezas. La figura de una startup de base tecnológica no estaba en el radar cotidiano de la institución. Sin embargo, el proyecto fue ganando espacio y demostrando con resultados que podía convivir con las líneas de investigación históricas. Hoy, con nuevos fondos, alianzas estratégicas y un producto a punto de salir al mercado, BioBlends es la primera startup incubada en la EEAOC y un modelo de cómo la ciencia aplicada puede proyectarse desde Tucumán hacia el mundo.
Nacida de la investigación en biotecnología aplicada a la industria de los alimentos, la empresa tiene un propósito claro: desarrollar soluciones naturales que prolonguen la vida útil de los alimentos y reduzcan el desperdicio, un desafío con impacto económico y ambiental a escala global. Con este eje, BioBlends avanza en un recorrido que combina ciencia, gestión empresarial y alianzas estratégicas.
Para conocer de primera mano este recorrido, entrevistamos a Sebastián Zaera, hoy CEO de BioBlends, que se unió al equipo científico de Nadia Chalfoun, Pía Di Peto y Laura Tortora, gracias a una convocatoria de GridX.
La voz de BioBlends – Entrevista a Sebastián Zaera
Desde su fundación, BioBlends se planteó objetivos ambiciosos en biotecnología aplicada a la industria de los alimentos. ¿Qué hitos considera más relevantes en esta nueva etapa y qué desafíos persisten?
Uno de los hitos más importantes fue lograr un producto efectivo en menos de un año. Decidimos probar nuestros desarrollos en condiciones de temperatura y humedad que potencian la contaminación del alimento (el peor escenario posible para nosotros), y conseguimos resultados espectaculares en un tiempo muy corto, evaluando en paralelo los aspectos regulatorios y de escalabilidad.
El segundo gran hito fue trasladar ese logro del laboratorio a la industria en forma rápida, iniciando pruebas en entornos industriales reales. Lo hicimos adaptándonos a las necesidades del fabricante, evitando que tuvieran que realizar inversiones o modificar su proceso productivo. Nuestro objetivo fue facilitar la adopción de la tecnología acoplándonos a lo que ya estaban haciendo, lo que generó una mayor predisposición y resultados concretos.
Actualmente estamos trabajando en la presentación de nuestra patente y en el inicio del proceso de aprobación regulatoria para nuestro primer producto. Este paso es clave, porque una vez que obtengamos la aprobación, podremos comenzar con las primeras ventas.
En paralelo, seguimos avanzando en pruebas y desarrollos para otras verticales de alimentos, siempre con la mirada puesta en acelerar la llegada al mercado sin sacrificar la calidad y la efectividad del producto.
En los últimos meses, BioBlends ha recibido nueva financiación y sumó alianzas estratégicas. ¿Cómo han impactado estos avances en el ritmo de investigación y en los planes de llegar al mercado?
Impactaron muy positivamente. En primer lugar, nos dieron más disponibilidad de fondos para invertir en ensayos, hacer crecer el equipo y acelerar el ritmo de investigación, algo que para una startup es clave, porque permite aprovechar las oportunidades que van apareciendo.
En segundo lugar, las alianzas estratégicas también fueron fundamentales. El mercado en el que trabajamos —el mundo de los alimentos— tiene actores con roles muy establecidos e interconectados. Es importante entender cómo aportar a esa cadena de valor ya existente a través de la innovación y de los nuevos productos que desarrollamos. Llegar a esos interlocutores no siempre es sencillo: pueden estar geográficamente lejos, con agendas ocupadas o saturados de propuestas. Varios de los nuevos socios nos ayudaron a llegar a las personas correctas, lo que también aceleró nuestro avance. Así se genera un círculo virtuoso: más capacidad de investigar, mayor ritmo de desarrollo y conexiones adecuadas para que esa investigación tenga sentido.
Entre las alianzas destacadas están las panificadoras más importantes de Tucumán, que nos abrieron sus puertas y fueron muy generosos con la información y las pruebas que necesitábamos. Se mostraron abiertas a recibirnos, permitiéndonos aprender de sus desafíos, conocer sus procesos productivos y detectar cómo podíamos aportar valor.
En cuanto a financiamiento, trabajamos con la aceleradora Big Idea Ventures, uno de los principales fondos de inversión en empresas de innovación en alimentos del mundo. Su programa de aceleración de cinco meses, además de financiarnos, nos acompaña en temas regulatorios, propiedad intelectual y escalado de producción. También participamos en Startup Chile, que nos dio un subsidio y nos permitió una inmersión en su ecosistema local, y también tenemos vínculo con Village Capital, enfocado en México, que prepara a las empresas para levantar inversión y mejorar proyecciones económicas y comerciales.
Otra instancia clave fue el road show en Estados Unidos, organizado por nuestro primer inversor, GridX. Durante dos semanas, visitamos Nueva York y San Francisco junto a otras startups en las que ellos invirtieron el último año. En cada ciudad se realizó un Demo Day, donde tuvimos tiempo para presentar nuestra solución a inversores. Fue una oportunidad espectacular para iniciar conversaciones en primera persona con potenciales inversores de Estados Unidos, aprender sobre el ecosistema de inversión y detectar oportunidades de colaboración.
Complementamos ese viaje con la participación en SynBioBeta, uno de los eventos más importantes del mundo en biología sintética. Allí conocimos innovación de punta, identificamos necesidades actuales y futuras, y nos conectamos con potenciales clientes que podrían beneficiarse con nuestras soluciones. Esta experiencia tuvo una doble dimensión: un costado vinculado a la inversión y otro muy ligado a lo tecnológico. Volvimos con la cabeza llena de ideas, estímulos y motivación, convencidos de que estábamos en el camino correcto.
En el caso de las startups agro-biotecnológicas, su charla en el auditorio de la EEAOC contó con una gran concurrencia. ¿Qué lectura hace de este creciente interés y cómo cree que impacta en el posicionamiento de BioBlends?
Creo que, sin dudas, hay un ecosistema creciente que es muy positivo. En los últimos cinco o diez años se han formado en Argentina muchísimas empresas de base científica. En Tucumán, puntualmente, hasta el año pasado éramos diez u once empresas relacionadas a la biotecnología; no sé si este año se habrá creado alguna otra.
Esto genera un ecosistema muy positivo porque, en primer lugar, tenés pares que ya han recorrido desafíos similares a los que vos te enfrentás. Me imagino que quienes fueron pioneros de este movimiento tuvieron que aprender un montón de cosas desde cero. En cambio, para quienes venimos unos años más atrás, esa experiencia previa nos facilita mucho el camino.
También empieza a pasar que, cuando hay una masa crítica de empresas, surgen proveedores de soluciones que antes no existían en la región y que antes debían buscarse afuera. Hablamos de cuestiones muy técnicas: especialistas en bioinformática, expertos en fermentaciones o asesores en temas regulatorios. Contar con ese capital humano y técnico local hace que el ritmo de crecimiento de una empresa sea mucho más rápido.
Además, las buenas historias y los logros de muchas de estas empresas empiezan a mostrar un camino profesional que antes no era tan conocido. Hoy hay muchos profesionales —y especialmente nuevas generaciones— que ven en las startups una motivación para generar ciencia de una manera distinta a la académica.
En ese contexto, BioBlends es parte activa de este ecosistema: contribuimos, participamos en eventos, nos reunimos con otras empresas y tratamos de ser embajadores de todo lo que está pasando. Por eso siempre tratamos de sumarnos cuando nos invitan a actividades como la charla en la EEAOC, o a la próxima ExpoCon en Tucumán, a la última ExpoCon en Tucuman, donde tuvimos nuestro stand. Poder compartir lo que vivimos, contar nuestra experiencia y mostrar que este camino es posible es parte de nuestro compromiso para que el ecosistema siga creciendo y más personas se animen a emprender o a sumarse a empresas como la nuestra.
El mercado global de bioinsumos está en plena expansión. ¿Qué oportunidades concretas visualiza para BioBlends en Argentina y en el exterior en los próximos dos años?
Vemos muchísimas oportunidades. Enfocándome un poco más en alimentos, estamos en un momento en el que, pese a todos los avances tecnológicos, un tercio de los alimentos que se producen en el mundo se desperdician en algún punto de la cadena de valor. Esto tiene consecuencias económicas muy importantes y, también, consecuencias ambientales graves. El 10% de las emisiones de gases de efecto invernadero provienen del desperdicio de alimentos, porque cuando se descomponen en condiciones anaeróbicas generan metano, que es altamente contaminante.
En paralelo, los consumidores cada vez estamos más atentos a lo que consumimos: leemos las etiquetas y buscamos que sean más limpias, con ingredientes naturales. Sin embargo, quitar un conservante de un alimento implica reducir su vida útil, lo que pone más presión sobre un sistema que ya enfrenta el desafío de conservar los alimentos sin generar más pérdidas.
Muchas empresas fabricantes de alimentos o de ingredientes están buscando innovaciones que permitan conservar los productos de forma adecuada, reducir el desperdicio y, al mismo tiempo, mejorar los perfiles nutricionales con insumos más naturales.
Proyectando a dos años, creemos que el camino de la innovación va claramente hacia ese objetivo, y que en Argentina también se siguen estas tendencias globales. Si bien cada mercado puede tener particularidades regionales, hay un movimiento general en la industria de la innovación alimentaria que apunta hacia la misma dirección en la mayoría de los países.
Cuando nos reunimos con productores locales y les contamos lo que hacemos, vemos una gran apertura a este tipo de innovación. Y cuando hablamos con productores internacionales —ya sean multinacionales o empresas locales de otros países—, encontramos desafíos muy similares y la misma receptividad. Esto nos confirma que la oportunidad es enorme y que el camino que estamos trazando coincide con lo que el mercado está demandando. Ahora, la clave está en que podamos capitalizarlo y llevar nuestras soluciones al mercado.
El rol de la EEAOC como incubadora – Entrevista a Diego Gutiérrez
La experiencia de BioBlends abrió un camino nuevo dentro de la Estación Experimental. Para entender cómo se organizan hoy estos procesos de incubación y qué aprendizajes deja este primer caso, conversamos con Diego Gutiérrez, responsable de la Unidad de Proyectos y Vinculación Tecnológica de la EEAOC.
¿Cómo comenzó este proceso de incubación en la Estación Experimental?
El inicio fue casi casual. Participamos de un evento de promoción organizado por GridX junto al Consejo Federal de Inversiones (CFI), donde se presentaban experiencias sobre aceleradoras. Allí estuvimos con algunos directores e investigadores de la Estación, entre ellos quienes hoy integran BioBlends. Escuchar esas presentaciones despertó inquietudes y coincidió con discusiones internas que ya veníamos teniendo sobre la posibilidad de crear una incubadora, aunque en ese momento la idea todavía no estaba definida.
En ese contexto, el equipo de BioBlends decidió inscribirse “para ver qué pasaba”, y a medida que avanzaban las etapas, la Estación se fue involucrando cada vez más. Atravesamos distintos momentos: desde pensar que era imposible, hasta acompañarlos parcialmente, y finalmente concretar el convenio de incubación. La decisión fue clara: dejar que fueran ellos quienes marcaran el ritmo y no la institución, porque una entidad público–privada como la EEAOC suele tener tiempos más lentos que el sector privado.
Lo positivo es que, lejos de generar trabas, la Estación siempre buscó acompañar. Puede haber demoras lógicas en la firma de convenios o licencias, pero nunca se frenó la iniciativa. Fue un proceso que combinó cierta cuota de casualidad con la maduración de una idea que ya estaba en debate, y que terminó acelerando la decisión de dar el paso hacia la incubación.
En el caso de BioBlends, la EEAOC acompañó desde la fase de investigación hasta la conformación de la empresa. ¿Cómo se organiza internamente ese proceso de incubación y cuáles son los pasos clave?
Actualmente estamos trabajando en la construcción de un proceso de integración pensado para recibir startups o EBTs. La idea es diseñar un plan, un manual de procedimientos que pueda aplicarse cada vez que aparezcan este tipo de iniciativas, tanto las que nacen dentro de la institución como las que provienen de afuera. La lógica es combinar las capacidades científicas y tecnológicas de la Estación con los proyectos emprendedores, y poner a disposición esa infraestructura y ese conocimiento.
Hasta ahora, la formalización de convenios y la relación con las startups ha sido bastante fluida. En cada caso adaptamos los acuerdos a la naturaleza del proyecto. No existe un modelo único e inamovible: la flexibilidad es clave. Y en esto influye mucho el hecho de que las autoridades responsables de la toma de decisiones están cerca, lo que nos permite debatir rápidamente y resolver en tiempos razonables.
La incubación de empresas de base tecnológica implica no solo apoyo técnico, sino también estratégico y de gestión. ¿Qué herramientas o servicios brinda la EEAOC para fortalecer estos aspectos?
Además de contar con laboratorios, plantas piloto, espacios de trabajo y los nuevos coworking, lo que me parece central es el asesoramiento del área de I+D, que genera un entorno profesional de gran nivel. Estar rodeados de investigadores y técnicos y disponer de esa red de servicios internos es un punto fuerte de la Estación Experimental.
En el caso de BioBlends, la interacción con otros científicos fue determinante para su desarrollo. Se genera un ecosistema científico muy virtuoso, que se complementa con la infraestructura y los recursos disponibles. Esa capacidad instalada, sumada a la posibilidad de interactuar con especialistas de diferentes disciplinas sin necesidad de salir de la institución, es una ventaja enorme para cualquier startup incubada.
A partir de la experiencia con BioBlends y otras EBTs, ¿qué aprendizajes consideran más valiosos para futuros proyectos que surjan dentro de la institución?
El aprendizaje más importante es que no alcanza solo con el desarrollo científico. No se trata únicamente del producto, sino de todo el ecosistema que lo rodea y que resulta decisivo para su evolución. Estas empresas transitan una etapa previa a la salida al mercado, y allí el apoyo científico es fundamental.
La Estación tiene ventajas para brindar ese respaldo y, además, se suma la colaboración público–privada que la rodea, con empresas interesadas en explorar nuevos procesos e investigaciones. En el caso de BioBlends, por ejemplo, los primeros contactos con el sector de la panificación se dieron gracias a que la institución estaba trabajando en desarrollos vinculados a harinas. Ese cruce abrió puertas y permitió avanzar en la validación del producto.
Otro aprendizaje clave es reconocer que, históricamente, la Estación podía desarrollar ciencia y tecnología hasta llegar a un producto casi terminado, pero faltaba el capital y la visión de negocio para llevarlo al mercado. Las startups aportan justamente ese componente: financiamiento y mirada comercial. Llegan con un CEO entrenado en negocios que complementa el conocimiento científico de nuestros equipos.
Ese intercambio genera un círculo virtuoso: al inicio las startups se nutren del entorno científico de la Estación, y con el tiempo la institución aprende de ellas cómo funciona un negocio. Esta dinámica fortalece a futuros proyectos y abre la posibilidad de que, más adelante, incluso surjan empresas propias desde la Estación Experimental.
Las voces de BioBlends
El proyecto se construye con ciencia, inversión y alianzas, pero sobre todo con personas. Los miembros del equipo cuentan, en sus propias palabras, cómo viven este desafío y qué esperan para los próximos años.
Sebastián Zaera
BioBlends es el proyecto profesional más desafiante y motivador que tuve hasta el momento. Cada día siento que estamos construyendo algo que puede cambiar la forma de producir alimentos. A futuro, sueño con lograr materializar la expansión de nuestra solución y verla implementada en distintos países, sabiendo que detrás hay ciencia argentina de primer nivel.
Pía Di Peto
Durante mi carrera he tenido la oportunidad de innovar en el mundo del agro, un ámbito que me apasiona profundamente. Investigar y desarrollar un producto desde cero, basado en ciencia, es lo que me motiva cada día. En BioBlends tengo nuevamente la posibilidad de hacerlo, sumando además el desafío de construir una empresa con base biotecnológica. Todo es vertiginoso y desafiante, pero también muy inspirador, y solo es posible gracias al equipo correcto. A futuro, espero que BioBlends logre consolidarse como un referente en bioconservación, generando un impacto positivo y sostenible en la industria alimentaria.
María Laura Tortora
BioBlends es el desarrollo profesional más desafiante que he experimentado hasta el momento. Es una forma de materializar todos los conocimientos que adquirí durante mi carrera profesional, combinados con el trabajo en equipo, el compromiso y una motivación constante. Considero que lo más importante que tenemos es la gran capacidad, solidez y complementariedad del equipo de trabajo, y esta es la base para que, en un futuro, BioBlends se convierta en una empresa global que revolucione la conservación de alimentos.
Nadia Chalfoun
BioBlends es el proyecto más innovador y exigente de mi carrera. A nivel personal, representa un gran desafío: mi experiencia como investigadora se centraba en desarrollar bioinsumos a partir de metabolitos microbianos y transferir esa tecnología al sector privado. En cambio, aquí realizamos el recorrido completo de desarrollo de un producto, a una velocidad vertiginosa: desde la protección de la tecnología hasta el escalado y su habilitación en los mercados, alineados con las necesidades de la industria alimenticia. Me enorgullece haber impulsado la creación de este equipo complementario que hoy está transformando la conservación de alimentos.
BioBlends fue reconocida entre las startups más sustentables de LATAM 2025
Durante una intensa semana en México, BioBlends participó en dos hitos del ecosistema de innovación alimentaria. En el cierre del programa de aceleración de Village Capital, la empresa presentó su estrategia financiera y de crecimiento, compartiendo aprendizajes con otros emprendimientos científicos de América Latina.
Luego, en la Food Tech Summit & Expo México, BioBlends formó parte del espacio de empresas más innovadoras en alimentos, donde expuso sus avances ante compañías, inversores y referentes internacionales durante las Ftalks25. En ese marco, fue distinguida entre las Top Startups de Sustentabilidad 2025, en reconocimiento a su contribución a un modelo de conservación de alimentos más seguro y sostenible.





